Visitar al podólogo es igual de importante que cualquiera de las demás disciplinas médicas. Los podólogos nos pueden ayudar a tratar enfermedades como los hongos, las durezas, los pies planos en niños pequeños e incluso la sudoración excesiva y el mal olor en los pies. Muchas veces, durante un tratamiento podológico, se producen negligencias profesionales, como la insatisfacción del paciente por un resultado poco estético. Otros casos más comprometidos podrían ser una innecesaria cirugía debida a un incorrecto diagnóstico del paciente, una incorrecta identificación de un posible cáncer como resultado de una mala prognosis, una amputación por causa de múltiples cirugías fracasadas y un largo etcétera. Es por ello por lo que un seguro de responsabilidad civil profesional es clave para un buen podólogo.